Reflexión #01

Acostumbrado a vestir siempre ropa regalada. No tiene nada de malo, no, al contrario... 

Habla un poco de cada corazón, pero ¿Acaso los pudientes no pasan, de forma automática, a ser el arquetipo del pseudo-enemigo? 

De alguna forma, todos conocemos las revoluciones a lo largo de la historia, con mayor o menor profundidad, sabemos sobre la mayoría de ellas.

Cada una, en sus inicios, estaba cargada de nobleza empática. ¿Cómo el hombre las corrompió? 

De joven anduve metido con todo el compromiso que la edad me permitía, en asociaciones, centros comunitarios y lugares por el estilo. Cada cual prometía algún bien social, alguna inclusión. Duraba en cada lugar, lo suficiente para darme cuenta de que más allá de alguna acción importante, nada se lograba. Ninguna vida puede arreglarse, salvarse, en un establecimiento de este tipo. 

Pero yo creía, y lo hacía con todas mis fuerzas. El futuro prometido, el mundo tomado de la mano. 

Y aunque ya había muchas cosas que no me cerraban, con los años siguientes noté mixturas raras: 

Todo comunista, de izquierda, etc. Aspira a un modo de vida burgués, cómo lo denominan. Y me pregunto, cuál sería el porqué de cada cosa, si la finalidad no es una forma de vida nueva (que requeriría muchísima creatividad, si), sino más bien la comodidad que brinda la producción o el capitalismo. 

Pueden salir con que: los marcos teóricos son difíciles de aplicar a la realidad, pero los sueldos conseguidos, en base a ideales (buenos, malos, descabellados, etc), no se devuelven ni se negocian. 

El fin es siempre el mismo (incluso hasta este que está leyendo): tener algún billete más. Hay errores por todas partes.



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